"En esta ciudad hace demasiado calor, un calor pesado, húmedo, de una violencia aletargada pero incisiva que ocupa todos los espacios como una gigantesca alimaña muerta y en descomposición."
Así comienza Fedosy Santaella su cuento, Demasiado calor. La historia está en
primera persona, donde un hombre casado narra su rutina, entre trabajo y casa,
tan agobiante como el calor que describe al inicio. Es una historia bastante
urbana, la mayor parte de las acciones ocurren en un edificio de apartamentos.
Por otro lado, La
insolación, de Horacio Quiroga, es un cuento más rural, ocurre en campos
algodonales, al aire libre. Otra diferencia notable es que el autor pasa al
plano fantástico. Lo vemos así con la personificación de los perros de la
granja, que son los ojos del lector durante el relato. No obstante, la historia
no trata de ellos, el personaje principal es el la muerte, que en este caso
está representada por el sol.
En el cuento de Santaella, el personaje principal
descubre, gracias a un acuerdo que tenía con su esposa sobre no usar el
calentador de agua, que ella le es infiel. Este descubrimiento, unido a la
desesperación del calor es lo que hace que la apuñale sin pensarlo mucho. El
calor actúa como un detonante. Mientras que en La insolación, el calor es un asesino, que poco a poco se va
haciendo con víctimas, hasta alcanzar a Mr. Jones, el patrón de los perros.
Estos dos cuentos, que no podrían ser más distintos,
nos muestran dos versiones de un mismo tema, la muerte, en este caso, causada
por el calor.
Los cuentos se pueden
leer en los siguientes links.
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