"Pero ahora quiero algo distinto. Algo mejor que la historia de las cosas que me sucedieron. Me gustaría escribir la historia de un alma, de ella sola, sin los sucesos en que tuvo que mezclarse, queriendo o no. O los sueños."

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Viajar en autobús

Esto es de abril del año pasado, lo encontré revisando cosas viejas y me gustó, es natural e ingenuo. Creo que ya no tengo nada de eso.


Yo soy una "bus traveler", no hay duda de eso. Llegué a viajar hasta cuatro veces a la semana, cinco horas y media cada vez, todo por más de un año. Llegué a conocer la ubicación de cada puesto, el asiento ideal para viajar, las paradas legales y las que no lo eran, los conductores y personas que no deberían haber acompañado a los conductores. Dos noches a la semana obligaba a mi espalda a sentirse cómoda en un asiento demasiado pequeño como para dormir bien. Y lo hacía.
Pero eso es historia, ahora viajar en autobús es terrible, el servicio es pésimo y la espera es eterna.
Hace algo más de una semana me vi obligada a viajar en autobús, y francamente no podía entender el masoquismo al que estaba sometida. Perdí la habilidad (si es que alguna vez la tuve) de llevar la cuenta del tiempo transcurrido, pero luego de varios kilómetros de carretera recordé uno de mis momentos favoritos de aquellos viajes. Al asomar mi cara a través de la cortina me me saludaron millones de luces, mejores de lo que podría alucinar.
Por fortuna, mis ojos (con ayuda de mis lentes) tienen mejor resolución que mi cámara. De hecho, esa foto no es más que un insulto, un intento fallido de una mano temblorosa de recordar en sólo 312 KB lo que yo vi. Las luces corrían a más de 80 kilómetros por hora mientras yo miraba.
Como quien mira por primera vez, sonreí.

2 comentarios:

  1. Bella tú, bello el cuento, pero cuándo comienzas a contar las historias tremendas de todos esos viajes en bus?
    Besos guapa

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  2. Para que no quede registro de nada, esas historias sólo las cuento con voz.

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